ballet [
ba-llet]
(Palabra francesa).
[sustantivo masculino]
Representación de
danza y
pantomima,
acompañada generalmente de
música y siguiendo
un argumento.
Se distingue de la
danza por tener una programación
estética consciente y
por su carácter de
espectáculo.
Aunque los antecedentes
del b.
se remontan al Medievo, la
fijación de normas es
una tarea renacentista (Domenico da Ferrara,
Cesare Negri). Es la
época del b. de
corte, cuyos protagonistas eran la
nobleza cortesana e
incluso los reyes. El
más famoso fue el
Ballet comique de la Royne, encargado por Catalina de Médicis a
Baltasar de Beaujoyeux;
era un espectáculo fastuoso y
brillante,
mezcla de
danza y recitados poéticos. La
creación de la
Academia Real de
danza (1661)
por Luis XIV implicó la
aparición del bailarín profesional, y
con él,
una notable mejora en las técnicas. Músicos
como Lully y Rameau y bailarines
como Beauchamp sirvieron a Luis XIV en
su empeño de renovación de la
danza. En el
siglo XVIII aparecen las primeras figuras: Marie
Camargo, Marie Sallé y
sobre todo, Jean-Georges →Noverre,
creador del b. de
acción. A éste sucederían los Vestris y Salvatore →Vigano. María Taglioni, en
su versión de
La sílfide (1832), sienta las bases
del b. romántico: los vestidos vaporosos, el
baile de puntas y las elevaciones contribuyen a
crear en la
escena un ambiente de
misterio e irrealidad. El b. romántico es el
reino absoluto de las bailarinas,
mientras que el
varón se limita a
servir de “soporte”. La Taglioni,
Carlota Grisi —cuya
interpretación de
Giselle fue inolvidable— y Lucille Grahn destacaron
entre las bailarinas decimonónicas; Carlo Blasis fue el
gran teórico y
coreógrafo de la
época. El
centro de
gravedad del b., que
se localizaba en París y Milán, fue desplazándose a
mitad de
siglo hacia Rusia,
donde se había fundado el
Ballet Imperial de
San Petersburgo, contando
con dos grandes coreógrafos, Leonid Ivanov y el francés Marius Petipa, y
con el
músico Tchaikovski.
Del Ballet Imperial procedía Michel Fokin,
creador,
junto a Serge de →Diaghilev, de los
Ballets Rusos, que significaron
una verdadera revolución en el b.:
frente a la
concepción clásica, que establecía la
primacía de la
danza en el
conjunto, Diaghilev,
con la
colaboración de pintores (Braque, Picasso) y músicos de
vanguardia (Stravinski, Poulenc, Prokofiev) integra los diferentes elementos —música,
escenografía, danza— en el
contexto del espectáculo dándole
un carácter de
totalidad. La
coreografía romántica cede,
ante la expresividad y la
fantasía de Fokin, Nijinski y Massine. Diaghilev contó,
además,
con bailarines de
gran calidad,
como →Nijinski,
Ana →Pavlova o Tama Karsavina. Los
Ballets Rusos se disolvieron a la
muerte de
su creador (1929);
sus sucesores, René
Blum y el
coronel De Basil, recogieron a algunas de
sus figuras (Massine, Balanchine y Tamara Toumanova) en los
Ballets Rusos de Montecarlo (1932). El
crecimiento del b.
moderno no implica la desaparición
del tradicional; de
hecho, las grandes compañías contemporáneas incluyen en
su repertorio obras
tanto clásicas
como modernas. En la
Unión Soviética destaca la
fidelidad y el
rigor con que
se mantienen las normas clásicas.
No obstante, existen compañías que
se han dedicado a
profundizar en el
lenguaje específico del b., consiguiendo obras de
gran audacia y
originalidad.
Tal sucede
con los
Ballets de París de Roland Petit, y posteriormente
con los
Ballets del Siglo XX de Maurice
Béjart, y la
compañía de Merce
Cunningham.
Entre los grandes conjuntos actuales destacan el
Royal Ballet inglés, que
cuenta con la
extraordinaria bailarina Margot Fonteyn; el
London’s Festival Ballet (Ashton, Lichine), el
New York City Ballet (Balanchine, Robbins) y el
Real Ballet danés; el
ballet del teatro Bolshoi, de Moscú,
pasa por ser el
mejor del mundo.
- b. español: las danzas tradicionales españolas
no lograron el
grado de estilización
necesario para incorporarse a la
escena hasta principios
del siglo XX, gracias a Antonia Mercé,
La Argentina. El
éxito que obtuvo en París movió a varios músicos (Halffter, Óscar Esplá... ) a
componer para la
danza. Otras figuras
del b. español
son Encarnación López, La
Argentinita, Vicente
Escudero,
Pilar López,
Antonio y
Antonio Gades.
[sustantivo masculino]
Galicismo por danza escénica,
bailete.
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