clasicismo [
cla-si-cis-mo]
(Proviene de la palabra clásico).
[sustantivo masculino]
Tendencia estética que antepone
lo formal a
lo expresivo, basándose en
unos cánones de
belleza que cree absolutos e inamovibles. Los periodos clasicistas
no han sido
fruto exclusivo de
un afán de perfeccionismo
formal o estilístico,
sino más bien de la
necesidad de
afirmación o
exaltación de
una clase dominante que propone
como valores sociales el
orden y la razón;
así el
arte cortesano de Versalles
bajo Luis XIV, o el de la
burguesía revolucionaria de Francia en 1789 coinciden en esta
actitud. En el
mundo occidental, el
término c.
ha sido
considerado, en ocasiones,
como sinónimo de
academicismo e
incluso se ha confundido
con el de
clásico. Es
preciso,
pues,
delimitar los
tres conceptos.
Se ha llamado
clásica a la
obra, el
artista o la
época que
son paradigmas de
una determinada
tendencia artística;
por lo tanto es
un concepto delimitado a posteriori.
Según Wólfflin el
clásico es
uno de los
tres estadios
por los que atraviesa
cualquier estilo o
tendencia artística: representa la
etapa culminante de
todo arte,
posterior a
su génesis y
anterior a la
decadencia. Al
hablar de c., el
término se refiere a
una época definida
temporal y espacialmente,
caracterizada por el
afán de
recrear una belleza formal basada en cánones previamente establecidos, y
por la
ausencia de la
búsqueda de nuevas expresiones artísticas.
Lo académico,
aplicado de
manera especial a
un artista o a
una obra, denota la
aceptación de
unas normas,
tanto estilísticas
como técnicas, dictadas
por un centro que define de
alguna manera un “gusto oficial”.
- Movimiento artístico y
literario desarrollado en Francia
durante el reinado de Luis XIV.
Aparte de la
imitación de los modelos de la
Antigüedad clásica, el c. francés tiene
como característica la
aplicación del racionalismo
cartesiano a cuestiones estéticas: la
sensibilidad (inestable, subjetiva) tiene que
estar supeditada a la
razón (estable, universal). El
estilo,
grave y
majestuoso, está impregnado de
orden, de
medida, de
regla. La
misma naturaleza, que el
arte debe representar e
imitar,
ha de
ser racional y
comprensible, sacrificando.
cuando entran en
contradicción, la
verdad a la
verosimilitud. La
literatura y el
arte tienen
una finalidad moralizadora: al
modo platónico,
belleza y
bondad están ligadas
por un nexo indisoluble.
Se comprende,
pues, que esta
estética —con Boileau
como principal teórico— prescinda
del estudio y la investigación de nue vas formas artísticas
para dedicarse al
dictado de leyes reguladoras
del arte. De esta
actitud nacieron las primeras academias artísticas, literarias y científicas. La
tragedia,
con sus normas de
unidad de
tiempo,
lugar y
acción (normas que proceden de
una errónea interpretación de la
Poética de Aristóteles), constituye el
exponente máximo de esta
tendencia y el
modelo de los restantes géneros literarios y artísticos. Típicas representaciones
del c. francés
son las tragedias de Racine, la
poesía didáctica de Boileau y La Fontaine, la
prosa de
Bossuet y de Mme. de Sévigné, la novelística de Mme. de La Fayette, la
pintura de Poussin y
Le Brun, la
arquitectura de Hardouin-Mansart y la
jardinería de
Le Nótre.
[sustantivo masculino]
Forma literaria que imita a los clásicos.
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