bacteria [
bac-te-ria]
(Esta palabra proviene del latín científico bacteria , y este del griego βακτηρία 'bastón').
[sustantivo femenino]
Microorganismo de
organización procariota perteneciente a la
división de los esquizomicetes.
Su tamaño, típicamente
microscópico, oscila
entre 0, 1 mieras y 0, 1 mm. Las b. pueden
presentar forma de
bastoncillo rígido (bacilos), redondeada (cocos),
helicoidal (espirilos); algunas
son alargadas y deformables (espiroquetas). En
cuanto al
movimiento, existen formas inmóviles, especies que
se mueven
por cilios o flagelos de situación perítrica (alrededor de
todo el cuerpo), lofótrica (en
uno de los polos) o anfítrica (en
ambos polos) e,
incluso, especies móviles
por contracciones
del soma (espiroquetales). Comprenden distintos tipos fisiológicos autótrofos (fotosintéticos y quimio-sintéticos) y heterótrofos (oxidativos y fermentativos)
cuya diversidad de metabolismos,
tanto aerobios
como anaerobios, sirve
para cerrar diversos ciclos de los elementos en la
naturaleza que, de
otro modo, quedarían interrumpidos imposibilitando la
vida. Las b.
son en
conjunto,
por consiguiente, sumamente beneficiosas e indispensables
para el
resto de seres vivos. Algunas, las
menos,
son parásitas e
incluso patógenas
para los vegetales, animales y el
hombre, produciendo
multitud de enfermedades; muchas establecen
simbiosis con otros seres (flora celulolítica
intestinal de los herbívoros,
flora intestinal vitaminogénica de los animales superiores, nódulos radicales de las leguminosas, etc. )
con beneficio mutuo, y
no se debe olvidar que muchos
antibióticos son segregados
por las propias b.
Respecto a
su anatomía citológica pueden
presentar una serie de envolturas persistentes o facultativas:
membrana plasmática (existente en todas ellas)
parecida a la de las células eucariotas,
pared celular o
membrana rígida responsable de la
forma,
común a todos los grupos a
excepción de las formas flexibles (mixobacteriales y espiroquetales), microcápsula
responsable de algunas propiedades antigénicas,
cápsula antigénica que proporciona
una defensa al
ataque químico de diversas sustancias y, finalmente,
limo, de
constitución parecida a la de la
cápsula,
pero más irregular,
cuya secreción incluso puede
originar movimientos
por reacción. El hialoplasma
bacteriano aparece
hialino y
homogéneo al
microscopio óptico,
pero al electrónico tiene
consistencia granular;
se caracteriza
por su absorción típica de los rayos ultravioleta,
parecida a la de los núcleos de las células eucariota,
fenómeno en el que
se basa la
teoría de que el
núcleo bacteriano se halla en
estado disperso en el
citoplasma. En el deutoplasma
se hallan granos de volutina (sustancia constituida
por metafos-fatos inorgánicos polimerizados)
como reserva de
fósforo, lípidos, glúcidos (glucógeno, almidón) y,
además, sales inorgánicas (carbonato
cálcico, gránulos de
azufre —b.
del azufre—,
hierro y
manganeso —b.
del hierro—, etc. ). El metaplasma contiene
unos corpúsculos
muy numerosos, de 100 a 200 Å de
diámetro, ricos en
ARN, llamados gránulos de Bradfield, que tienen la
misma función que los ribosomas de las células eucariotas (síntesis de proteínas). Los enzimas de la
fotosíntesis (formas fotosintéticas) y de la
respiración se suelen
hallar adosados a la
porción membranosa;
sin embargo, en algunas especies,
se hallan condroides
con las mismas funciones que las mitocondrias de las células verdaderas, y plastoides equivalentes a verdaderos plastos. El
núcleo de las b.,
según las últimas teorías, está formado
por ADN que
se encuentra en
una formación vesicular desprovista de
carioteca, al
contrario de
lo que sucede en el
núcleo celular.
Como resultado de esta
morfología especial, los procedimientos normales de tinción
del núcleo rompen
su arquitectura y dan la
apariencia de
núcleo disperso que
se atribuía a las b.
hasta hace pocos años.
Por su apariencia axial se suele
denominar cromosoma bacteriano a
todo el
núcleo de las b. Viven aisladas o en colonias en todos los hábitat posibles,
tanto acuáticos
como terrestres, y
también parasitan a los
demás seres vivos;
su biomasa total en el
mundo es
unas cien veces
mayor que la de los animales y aproximadamente
igual que la
del resto de los vivientes. Las b. suelen reproducirse
por división binaria, en la que
una célula crece y
luego se divide en dos, que, a
su vez, repiten el
proceso siempre y
cuando las condiciones
del medio lo permitan. El
crecimiento de los cultivos bacterianos consta de varias fases: 1)
fase retardada, los inóculos aumentan de
tamaño y
se preparan a
sobrevivir en el
nuevo medio de
cultivo, adaptando
sus equipos enzimáticos a las especiales condiciones
del mismo; al
final de esta
fase las células
se dividen y el
cultivo entra en la
fase 2) o logarítmica en la que las células,
muy uniformes,
se multiplican en
gran medida,
hasta que, al
cabo de
un cierto tiempo,
dicha tendencia empieza a
decaer de
un modo gradual debido,
entre otras causas, al
agotamiento de los nutrientes necesarios
para el
crecimiento de las células. Las b. pueden mantenerse continuamente en
fase logarítmica utilizando
unos aparatos (quimiostatos) en los que hay
un aporte de nutrientes y
un drenaje de b.
lo que permite
conservar el
medio en
una composición muy constante.
Después de la
fase logarítmica, el
cultivo,
ya viejo, empieza a involucionar, la
velocidad de
multiplicación desciende
hasta hacerse aproximadamente
igual a la de
mortalidad, manteniéndose
constante el
número de células presentes en el medio; esta es la
fase 3) o
estacionaria, que tiende a
degenerar (por ej., debido a
pérdida de nutrientes)
hasta llegar a la
fase 4) o de
mortalidad, en la que la
velocidad de
mortalidad de las células supera netamente la
del crecimiento vegetativo; el
cultivo pierde células, y algunos tipos de b. producen esporas u otras formas anabióticas.
Para la
identificación de b. en el
laboratorio se procede a
su dilución y
aislamiento en placas de Petri o en tubos inclinados que contienen
un gel de
agar con diversos nutrientes.
Una vez aislada la
cepa y obtenidos cultivos puros de la
misma,
se procede a la
determinación de
sus características morfológicas y de tinción, y a la de
su capacidad de
crecimiento sobre diversos medios que contienen nutrientes especiales o en medios defectivos, es
decir, que carecen de
algún nutriente especial; de
este modo es
posible lograr una clara imagen de las características y posibilidades de determinada
especie bacteriana. En
cuanto a
su clasificación, en la
actualidad se admiten diez órdenes fundamentales, que
se diferencian
entre sí según motilidad,
forma de reproducción, caracteres morfológicos y de tinción, etc.: pseudomonadales, hifomicrobiales, clamidobacteriales, eubacteriales, actinomicetales,
beggiatoales, cariofanales, mixobacteriales, espiroquetales y micoplasmatales.
[sustantivo femenino] [Patología]
Cualquier microorganismo esquizomiceto. Muchas de
sus especies
son patógenas, productoras de diversas enfermedades.
Más información: