Ave [
a-ve]
(Acrónimo de Alta Velocidad Española).
[sustantivo femenino]
Constelación situado
entre el
Triángulo y la
Abeja.
ave [sustantivo femenino]
Cualquiera de los animales pertenecientes a la
clase de vertebrados, tetrápodos, amniotas,
con temperatura constante, caracterizados
por poseer plumas que recubren
casi todo el
cuerpo, extremidades anteriores transformadas en
alas, y
pico. La
característica de
poseer plumas es
única en el
reino animal. Estas plumas pueden
ser de varias clases: las remeras o rémiges
se hallan situadas en las
alas, y constituyen planos de
sustentación, esenciales
para el vuelo; las timoneras o rectrices,
se hallan en la
cola, y
su función es
dirigir o
cambiar el
curso del vuelo; las coberteras, o tectrices, de
menor tamaño, recubren
todo el cuerpo; existe
una cuarta clase de plumas, el llamado
plumón, que
se halla
debajo de las coberteras y tiene el
papel de
aislante térmico. El
plumaje suele mudarse,
gradual o rápidamente,
una vez al
año,
pero en ciertas especies el
ritmo es
distinto. Las funciones
del plumaje son múltiples:
conserva el
calor del cuerpo, facilita el
vuelo, permite la flotabilidad de las aves nadadoras, y, en muchas especies de colores vistosos, constituye
un signo llamativo para el
reconocimiento de los sexos y la
función reproductora. En casos especiales,
además, adopta otras funciones, y
se modifica en
este sentido;
ejemplo de ello
son las plumas semejantes a escamas de los pájaros bobos, y las parecidas a pelos de muchas aves corredoras.
Otra de las características fundamentales de las aves, la
posesión de
alas, las faculta
para volar,
aunque existen especies
no voladoras. El
vuelo exige
un desarrollo
muy grande de los músculos pectorales, que
son los que mueven las alas;
para proporcionar a dichos músculos la
suficiente superficie de
inserción, el
esternón desarrolla en
su parte anterior una cresta o
carina,
muy patente en las aves de
vuelo poderoso; la
existencia de
dicha cresta permite
dividir a las aves actuales en ratites y carinadas, siendo las primeras incapaces de
volar.
Otra de las exigencias
del vuelo es
un consumo extraordinario de
energía, proporcionada a los músculos
del vuelo por un metabolismo elevado; la
intensidad del metabolismo es la
causa de que presenten
una temperatura corporal siempre superior a la de los mamíferos, comprendida,
por lo general,
entre 40 y 45 °C. Muchas otras modificaciones orgánicas
son así mismo consecuencias de la
adaptación al
vuelo.
Así, el
esqueleto es
muy ligero, debido a la
presencia de cavidades en los huesos; estas cavidades comunican
con los sacos aéreos,
sistema de bolsas y conductos unidos a los pulmones que, llenándose de
aire caliente, contribuyen a
disminuir el
peso del animal.
No obstante, los huesos forman
un armazón sólido y resistente,
capaz de
soportar los intensos esfuerzos
del vuelo; la
solidez de los huesos
se ve acrecentada
por el
hecho de que muchos de ellos
se hallan soldados, constituyendo
un armazón rígido. La
función de los sacos aéreos
no se limita a
aligerar el
cuerpo del ave: representan
además un depósito suplementario de
oxígeno que el
animal empleará
durante la
intensa respiración que efectúa al volar; ésta
se ve ayudada por los propios movimientos de las
alas, que al levantarse y
descender, expanden y contraen
respectivamente la
caja torácica, haciendo
entrar y
salir rápidamente el
aire en el
sistema de sacos aéreos. Naturalmente,
para sostener el
intenso metabolismo de las aves
se hace
necesaria una considerable ingestión de alimentos,
tanto mayor proporcionalmente
cuanto menor es el
ave considerada. La
falta de dientes en el
pico obliga a
ingerir los alimentos enteros, y a
efectuar su maceración y predigestión en el
buche y la molleja; esta
última,
con gruesas paredes musculares, puede
acabar de fragmentar los alimentos
mediante fuertes contracciones; a veces el
ave se ayuda de piedrecillas, tragadas
con este fin. A
pesar de estas limitaciones, asimila rápidamente
su comida; ello
se debe en
parte a la
posesión de
un pico especializado,
capaz de
dividir de
manera adecuada el
alimento al que la
especie está adaptada. Los robustos picos de los tucanes o de los guacamayos
son ideales
para partir semillas,
mientras que los picos planos
del pato o de la
espátula son adecuados
para rebuscar en el
barro los animalillos de que estas especies
se alimentan, y el
pico del águila sirve admirablemente
para desgarrar la
carne de
sus presas. El
aparato circulatorio es
muy semejante al de los mamíferos. El
corazón tiene
también cuatro cavidades completamente separadas,
si bien, a
diferencia de
lo que ocurre en los mamíferos,
son la
aurícula y el
ventrículo derechos los que reciben la
sangre arterial. Los
demás sistemas orgánicos
son también parecidos a los correspondientes de los mamíferos. Las diferencias principales
se hallan en los aparatos excretor,
genital y
nervioso. Poseen riñones
del mismo tipo que los de los mamíferos,
pero no eliminan el
nitrógeno en
forma de
urea,
como hacen éstos,
sino en
forma de
ácido úrico; ello permite
una mayor reabsorción de
agua durante el
proceso de
formación de la
orina, y
por este motivo la
orina de las aves es semisólida y
blancuzca. El oviparismo obligado de las aves es
causa de peculiares adaptaciones en el
aparato reproductor; los oviductos
son grandes, y, al
faltar el
útero, desembocan directamente en la
cloaca. A
diferencia de los mamíferos,
por tanto, las aves poseen
un aparato reproductor que, en
su tramo final, confluye
con los sistemas
urinario y digestivo; los ovarios están desigualmente desarrollados, hallándose el
derecho generalmente atrofiado. El
sistema nervioso presenta escasas peculiaridades; en el
encéfalo alcanza
gran importancia la
porción basal del telencéfalo,
mientras que la
corteza cerebral se halla escasamente desarrollada. Los órganos de los sentidos
son medianamente eficientes,
salvo el de la
vista, extraordinariamente desarrollado, especialmente en las aves de
presa y en otras especies que vuelan a
gran altura. Las necesidades
del vuelo obligan al
ave a
poseer un cuerpo aerodinámico,
sin protuberancias o apéndices que disminuyan la
fuerza de
sustentación. Posiblemente sea ésta
una de las causas que ocasionen la
falta de
órgano copulador en los machos,
falta que
sin duda se traduce en las especiales características de la reproducción de estos animales. En
efecto, esta
función alcanza en las aves
gran complejidad, y
se basa en la sucesión de pautas de
comportamiento, a veces
muy elaboradas, que
se desencadenan
durante ciertas épocas
del año a
causa de
un intrincado
sistema de relaciones hormonales y nerviosas.
Cuando llega la
primavera, muchas especies propias de las zonas templadas experimentan
un cambio en
su conducta. Los machos
se tornan
más agresivos, y, a
menudo, establecen
un territorio,
desde el
cual proclaman
su presencia y al que intentan
atraer a las hembras. Esta
función de
reclamo requiere
un canto más o
menos complejo, que en muchos pájaros es
privativo,
por esta
causa, de los machos.
Así mismo son éstos los que en la
mayoría de las aves
se ven favorecidos
con un plumaje vistoso y
brillante,
mientras que las hembras, que necesitan
pasar desapercibidas
para protegerse a
sí y a la
prole suelen
tener un plumaje apagado.
Cuando el
macho ha logrado
atraer a la
hembra a
un punto de
su territorio despliega
ante ella
su plumaje, o efectúa determinados movimientos. rituales que constituyen el
galanteo.
Previa o simultáneamente,
uno o
ambos padres construyen el nido, en el
cual depositarán los huevos. Las crias de las especies
más evolucionadas nacen
sin plumas, y totalmente desvalidas,
por lo que
son alimentadas
por los padres,
mientras que en otros grupos, las crias salen
del huevo sabiendo
ya buscar su alimento;
por este motivo se aplican los nombres de aves nidícolas y aves nidífugas a los grupos respectivos. En otros detalles de la reproducción
se aprecia
una gran diversidad de
unas aves a otras;
así, el
número,
tamaño,
modo de incubación y
tiempo de incubación de los huevos
son muy variables;
lo mismo puede decirse de los cuidados prodigados
por los padres, e
incluso de la
propia estructura del grupo familiar, que puede
ser permanente,
temporal, o
no existir en
absoluto. En
todo caso, a
partir de
un determinado
momento las crías
se independizan,
aunque pueden
continuar unidas a
sus padres, en el
seno de
una bandada u
otro conjunto gregario. Estos conjuntos
se forman especialmente en la
época de las migraciones.
Cuando termina el
otoño, y las crías están
ya desarrolladas, muchas aves de las regiones templadas emprenden el
vuelo hacia regiones
más cálidas,
para no verse sometidas a los rigores de
[sustantivo femenino]
Nombre genérico de los animales vertebrados ovíparos, de
sangre caliente,
pico córneo y
cuerpo cubierto de plumas.
Más información: