animal [
a-ni-mal]
(Esta palabra proviene del latín anĭmal, -ālis).
[sustantivo masculino]
Ser vivo cuyo organismo, constituido
por una o muchas células,
se caracteriza
por la
movilidad, la
capacidad de
responder con rapidez a los estímulos externos, la
nutrición heterótrofa y la
carencia de
celulosa en la
membrana celular.
Incluso esta
definición relativamente elaborada es
insuficiente,
sin embargo,
cuando se trata de aplicarla a los niveles de
organización inferiores de los reinos
animal o
vegetal. Existen plantas capaces de
movimiento o que responden a estímulos, asi
como otras que tienen
nutrición heterótrofa.
Por el
contrario, las células de algunos animales tienen
clorofila o
celulosa. De
hecho, el
concepto de
animal surgió en
una época en que los conocimientos zoológicos
no hacían necesarias
más distinciones, y, en el
sentido vulgar,
se sigue empleando
con ventaja. En el
lenguaje científico se tiende a aceptarlo
como un término indefinible, y a sustituirlo
por otros términos
más precisos (→metazoos; →móneras; →vegetales; →protistas).
Una primera división de los animales distingue
entre →protozoos, constituidos
por una sola célula,
más o
menos especializada, y →metazoos, de
organización pluricelular, y a los que debería reservarse el
término de animales. Los metazoos presentan distintos grados de
evolución, el
más elemental de los cuales corresponde a
aquellos organismos cuyas células
apenas se diferencian en tejidos y órganos peculiares,
por lo que el
animal puede considerarse
hasta cierto punto como una colonia celular;
son estos los parazoos o →esponjas, reservándose el
nombre de →eumetazoos
para los animales
con tejidos y órganos
bien diferenciados. En los animales pertenecientes a
este segundo grupo encontramos
siempre sistemas orgánicos
más o
menos especializados, que
se encargan de las funciones de
nutrición (sistemas digestivo, circulatorio, respiratorio), de
relación (sistemas
nervioso,
locomotor, sensorial), y de reproducción (→gónadas).
Pero, a
su vez, pueden distinguirse dos niveles
entre los eumetazoos:
por una parte están los →radiados o diploblásticos, nombres que
se deben,
respectivamente, a la
posesión de
una simetría radial en el
cuerpo, y al
hecho de que éste
se origina a
partir de embriones constituidos únicamente
por dos hojas blastodérmicas, el ectodermo y el endodermo, faltando la
hoja intermedia,
característica de los animales superiores, el mesodermo.
Por otra parte están los →bilaterales o triploblásticos, que tienen
simetría bilateral y
tres capas blastodérmicas en el
embrión. La
organización de los radiados difiere de la de los bilaterales en muchos rasgos,
además de los
ya citados, y
lo mismo puede decirse de
su desarrollo.
Dentro de los bilaterales pueden distinguirse dos grandes líneas de animales, la de los →protostomas y la de los →deuterostomas, que
se diferencian
sobre todo por detalles de
su desarrollo, detalles que
se traducen en
una disposición diferente de los sistemas orgánicos.
Pero una y
otra tienen muchos caracteres en
común,
puesto que todos los animales eumetazoos presentan aproximadamente los mismos órganos: aparatos digestivo, circulatorio,
respiratorio, excretor,
sistema nervioso,
sistema sensorial, músculos,
esqueleto (a veces),
sistema reproductor y
sistema endocrino u hormonal. La
casi totalidad de las características de los animales viene impuesta
por sus condiciones primarias, la
nutrición heterótrofa y la
organización relativamente compleja; en
efecto, esta
última es la que hace necesarios los sistemas de
sostén, de
transporte de alimentos en el
cuerpo, de excreción, etc.,
mientras que
del heterotrofismo
resulta la
existencia de
un sistema digestivo, de
un sistema nervioso y sensorial que permita detectar la
presencia del alimento, de
un sistema locomotor que permita capturarlo, etc. La
alimentación de los animales permite
además distinguir diversos tipos
entre ellos: asi,
si los animales toman el
alimento en grandes porciones, que desmenuzan y digieren,
se dice que presentan holotrofismo; otros animales,
sin embargo, absorben el
alimento,
ya digerido,
del interior de
un animal que los alberga:
son los →parásitos;
por último, existen
también animales que
se asocian
con plantas, formando
una →simbiosis,
para beneficiarse mutuamente en la
nutrición.
Dentro de los animales holótrofos
se distinguen los carnívoros, que
se alimentan de otros animales; los herbívoros, que
se alimentan de plantas, y los omnívoros, que aceptan diversos tipos de
alimento.
Cada uno de estos hábitos alimenticios
comporta especializaciones orgánicas particulares, a veces
muy notables. Los animales, al
menos en
sus formas elementales, aparecieron en la
Tierra poco después del comienzo de la
vida.
Incluso las formas relativamente avanzadas,
como los metazoos bilaterales,
se originaron
antes de la
era primaria, y al
comenzar ésta
se hallaban
ya formados y diversificados los principales grupos.
Hoy los animales han llegado a
colonizar todos los ambientes de la
tierra y
del mar, limitados únicamente
por su heterotrofismo, que
les obliga a reducirse a los lugares en
donde pueden
encontrar alimento. Comprende
hoy el
reino animal unos 22 grandes grupos
con categoría de tipos,
además de algunos grupos menores, de
posición incierta, y que tienen
categoría taxonómica de →clase. El
número de especies animales vivientes descritas
hasta hoy pasa de 1 500000, y probablemente faltan
por lo menos otras tantas
por describir.
Si se tiene en
cuenta las especies fósiles, el
número de formas conocidas es elevadísimo.
- En
sentido estricto,
ser animado privado de
razón.
- [adjetivo] Perteneciente o relativo al
animal.
- En el
hombre perteneciente o relativo a
su parte sensitiva.
- [adjetivo] [sustantivo] [figurado] Dícese de la
persona incapaz,
grosera o
ignorante.
- a. amansado: el que
ha cambiado
su condición natural indómita por el
esfuerzo del hombre, y
si la recobra puede
ser ocupado.
- a. de bellota: cerdo.
- a. domesticado: a. amansado.
- a. doméstico: el que
por su condición vive en
compañía o
dependencia del hombre y
no es
susceptible de
ocupación.
- a. fiero: el que, vagando
libre por la
tierra, el
aire o el
agua, es
objeto adecuado para la
ocupación,
caza o
pesca.
- a. manso: a.
doméstico.
- a. salvaje: a.
fiero.
[sustantivo masculino]
Ser viviente dotado de
sensibilidad y
movimiento voluntario.
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