colonización [
co-lo-ni-za-ción]
(Acción de colonizar o la palabra proviene del verbo colonizar).
[sustantivo femenino]
Acción y
efecto de
colonizar. Supone la intervención de
un pueblo,
por la
fuerza o
por el
acuerdo, en
un territorio ocupado
por otro de
cultura generalmente inferior, el
cual se convierte en
colonia del primero. Supone,
así mismo, el
conjunto de resultados de
dicha intervención, en todos los órdenes de la
vida,
desde el
étnico —segregación, mestizaje—
hasta el económico —dominación a
través del pacto colonial o relaciones de mutua ayuda—, pasando
por el demográfico, el político, etc. Pese a que
su origen ha sido
muy diverso (migraciones forzosas, desplazamientos demográficos
por causas bélicas o catastróficas, poblamientos voluntarios de regiones inexplotadas, ciertas invasiones, cruzadas, conquistas, c.
interior, descubrimientos, etc. ), constituye
uno de los factores que
más han contribuido al
progreso de las civilizaciones,
por los estímulos que
ha provocado en el
colonizador y en el colonizado,
por la
aceleración del progreso del segundo y
por la interacción,
beneficiosa para ambos. Los grandes hitos de la c.
se inician
con las migraciones aqueas y las navegaciones fenicias (colonias mediterráneas y asiáticas, Iberia), proseguidas en
gran escala por Roma y Cartago; continúan
con el islamismo y las cruzadas, alcanzan
su punto culminante con las grandes empresas colonizadoras de Europa en los
siglo XV y XVI (Nuevo Mundo) y
se prolongan
hasta el
siglo XIX,
con formas imperialistas de
colonialismo, en
Asia y
África sobre todo,
por parte de potencias europeas
como Gran Bretaña, Francia o los imperios centrales. En la
época moderna, el
proceso independentista y la
modificación de las relaciones
entre metrópolis y colonias en
beneficio de formas flexibles de
dominación (económica,
monetaria, cultural) han reducido la
empresa colonial a iniciativas de c.
interior, consistente en el poblamiento y la
explotación de las riquezas de
un territorio situado
dentro de las fronteras de
un estado. La c.
interior ha resultado
ser una experiencia enormemente
positiva,
como demuestran los casos de
Alaska o Siberia.
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